
Reflexiones de un cabrero jubilado
—¿Sabes que día es mañana, Ambro? —preguntó Liando.
—No… bueno, sí, creo que veintidós o así ¿no?
—¡De Diciembre!, eso es —dijo Liando de nuevo abriendo de nuevo la persiana.
Sólo tuvo que tirar de la cinta sin moverse de donde estaba. El cabrero, a través de la ventana, miró a lo alto buscando el cielo.
—¿Lo ves?, aquí la luz de abajo no deja velas —dijo a su hermano con gesto melancólico—, y yo las vi to las noches del camino, Ambrosio, y al velas, me se dibujaban las caras de tos, del cartero, que dande estuviera bajó pa venise conmigo, que su mandao era, la del padre pa que no le perdiese el ojo al pardo, que aún a veces ha de oíseles y véseles, que velos los hemos visto, la de la madre pa que no me dejara na sin comelo, que largo era el camino y uno no tié las mesmas fuerzas que en las correrías de mocedá, y al lao, los que allá arriba mandan en tos, pa que cumpliese lo prometío a la del Prado. Podía habelo hecho en el coche línea o con el Fernando, y al hacelo solo, en compañía del pájaro, de la torcaz o el conejo que sus cuatro pasos daba conmigo, me estaba tocando ya, de a pocos, el gordo la Navidá, trabajo y más trabajo, que en estando las cosas como se ve que están, buen premio es, mejor que en dinero tocao, quel camino ha parío muchas cosas, que igual que a la del Prado, el Espíritu lo dejó preñao.
Los cabreros dieron dos caladas a los cigarros y volvieron al sofá. Ambrosio hizo el recorrido de un tirón, sin paradas.
—Y el camino me parió de vuelta el hijo, a la hija en nuera y a la sobrina en nieta y me siguió pariendo, que me trajo al hijo del amigo que también de la senda salió, al de la bicicleta y la piedra, y la Lola en hermana me la afianzao, al Faustino me lo ha líao y a los demás me los ha juntao, y lo más importante de to, lo que ya no hubiese pensao, quel hermano que un día se fue, hoy le tengo aquí, pegaíco a mi. Tuvo que morise el cartero, que en gloria esté, pa que to volviera a su sí y quel Pruden tuviese a la mujer en un grito y en un sin vese mejor, pa que tuviera que atame yo bien las alpargatas, echame al camino y a peregriname. Y con la promesa cumplía, del cielo cayóme el pago, que tuvo que ser aquel ciego, que sin selo me vendiese los cupones, pa poner a tos en orden y salvar la vía de un amigo, del mejor que he tenío, y a mejorala la del otro, que ahí lo tiés, más enredao que una avispa en un panal, trabajándose los cafés y las ocho comías que da, el otro mejor amigo que he tenío. Y a esta santa mujer conmigo, la jefa del berenjenal, que ahí la tiés, que mira lo guapa que está, que nos vinimos sin na, por que de venise era y aquí nos ha cogío el vendaval, Ambrosio. Un simple cabrero dirigiendo tanto personal y batallando con la vía como lo hizo el Viriato ese, contra la Roma Imperial, ¡casi na lo del tiesto, zagal! Mañana tié que ser el sorteo y de que va a tocanos… ¡na!, eso es pa los ricos, pero lotería tié to el pueblo, de esa y la que le vamos a dar, que desta si que ha tocao… je je je… ¡a to Cristo a trabajar!, que pa eso de no parar, se va a montar este tinglao, y que sea lo que Dios quiera, zagal. Yo he sío caminante y he hecho camino al andar, pero sin estelas en el mar, que pa mí ha sío ya bastante, el pago quel camino da, así de esforzaos sean los pasos, cuando llegues al final, así ha de selo el recuerdo que, cuando una vez me haya ío, de mí le quede al de atrás. Dice la canción del Serrat “caminante no hay camino, se hace camino al andar”, y detrás quedan tus huellas, claro, las que han de enseñar a otros, como han de llegar al final. Mañana será otro día familia, tocará o no tocará, y eso… ¡que más nos da!, eso sólo es dinero y esto… ¡rediósla!... ¡felicidá!, que deste día, aquí y allá en el Conejal, quede mejor el recuerdo de alguien que caminó para los que se van ya. Para que no vean perdese lo suyo cuando hayan de seguilo los que le sigan, por que alguien caminó buscando que no les faltara motivos pa podese trabajar.
—¡Qué Dios te oiga, cabrero, que Dios te oiga! —decía Paquita—, bueno familia, mejor será acostarse que mañana será otro día.
